Para mí nada es cuestión de creencia, sino de vivir con lo que se tiene. Si los hechos no dan para más, no hay porque inventar o imaginar trucos, gestos y milagros para tratar de ir más adelante. ¿Por qué habríamos de hacerlo? ¿porque es triste? ¿porque duele? Esa me parece una de las excusas principales que han estado detrás de todo ese disfrazar a las coincidencias del azar e incluso al hacer humano, como obras divinas.
La muerte se merece respeto y se merece el miedo de todos, en eso estoy totalmente de acuerdo. Sin embargo, me parece ridículo e inaceptable el tratar de esconderla detrás de fantasías sobre vida eterna sobre las que no hay una sola evidencia. Con esto no quiero decir que afirmo que la vida eterna no existe, sino más bien que sobre un asunto tan importante como la vida y la muerte, es insultante y retrógrado para la especie humana el afirmar una cosa sin ofrecer un fundamento sólido que lo respalde.
Cuando el hombre deje de creer en lo divino, cuando llore y termine de aceptar la muerte como algo inevitable, cuando acepte con su intelecto, no con sus emociones, que después de la muerte no se sabe si ocurre algo o no, en ese momento habrá dado un avance tremendo como especie.
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